Hoy os traemos una parte de la vida de un bailarín que no solo se dedica a la salsa, sino que tiene muchísimo que enseñarnos sobre este baile, Carlos Flow. Si no lo conoces, sigue leyendo y luego mira sus vídeos aquí
Recién llegado a Alicante y en plena mudanza, nos reunimos con Carlos en una conocida sala de música latina de la ciudad y comenzamos a charlar, mientras el dj marca al fondo el ritmo de la entrevista con suaves melodías. Puro corazón y transparencia son las palabras que definen a este artista, que nos contó muchos detalles sobre su carrera como bailarín y nos desveló qué proyectos planea llevar a cabo en un futuro muy cercano. Una entrevista llena de emociones, que más bien podría llamarse un viaje a través de la historia de la salsa de la mano de este gran apasionado del mambo, Carlos Flow, quien te hará descubrir la esencia del baile.
Entrevista a Carlos Flow:
KDM: Lo primero que queremos hacer desde la revista es darte la bienvenida a Alicante y preguntarte qué tal ha sido la acogida en tu nueva ciudad.
CF: Mi llegada a Alicante se debe a un evento en el que me contratan, hace como un año y pico, de la Escuela Monumental. Todo se desarrolla a través de ello, ya que se interesan por mi trabajo, me traen repetidas veces y dado que los alumnos siguen demostrando interés y se preocupan por organizar las cosas, ponerse todos de acuerdo para traerme aquí y ofrecerme unas condiciones de trabajo y vida dignas bastante buenas. La acogida ha sido muy muy buena tanto por mis jefes, como por el ambiente social de la salsa. Estoy muy agusto, esperanzado en proyectos y metas nuevas.
KDM: Ahora nos toca remontarnos a tus principios como bailarín, ¿cómo comenzó tu viaje en el mundo de la salsa?
CF: Ufff… Eso es bastante largo de contar, estamos hablando del año 2003. Después de llegar en el 2000 a España, estuve trabajando en diez mil cosas y ese año buscaba trabajo como camarero. Un día, pasé por delante de un bar que se llamaba Sabor Latino y escuché música colombiana del grupo Niche, salsa caleña. Entré y vi al dueño que era un cubano, bailarín de Tropicana, lo vi bailando en la pista y me enamoré de cómo bailaba. Pedí trabajo de camarero, aunque nunca había cogido una bandeja, pero me las inventé como pude y a la semana estaba contratado. Estuve trabajando allí durante un año, tiempo en el que aprendí a ser camarero y a bailar salsa cubana, mirando al dueño, aunque me echaron muchas broncas por pararme a mirarlo bailar (risas). Y así empecé. Cuando terminaba de trabajar allá por las tres y media de la mañana, me iba a Paraíso Latino en Playa del Inglés, a una hora en autobús, solo para poder practicar una hora y media lo que le veía hacer a él, hasta las siete de la mañana, que cerraban las discoteca, y volvía en guagua a Palma que era donde yo vivía. Así estuve un año. Después, gané un concursito amateur de salsa, bailando lo que había aprendido, vine a la primera final nacional en amateur y fue entonces cuando conocí la línea, el estilo los ángeles y el afrocubano. Ahí fue cuando decidí tomármelo en serio. A partir de ahí, fueron unos cuantos títulos y empezó la carrera.
KDM: El estilo que promueves es el mambo, ¿qué es lo que te enamoró de este estilo?
CF: ¡Uy! Eso es profundo también (risas). A ver, todo se basa en cómo se convierte el sonido en movimiento. Pienso que si no bailas para lo que está sonando, no estás bailando, sino que estás haciendo una coreografía mental. El mambo, la salsa en dos, bailar con la percusión o como lo quieran llamar, porque hay mucho debate al respecto; por una parte hay gente que dice que llamarlo salsa on2 o estilo Nueva York está mal dicho; por otro, hay quien dicen que sí es mambo… En fin, mil debates. Para mí, el estilo en el que yo bailo se basa en buscar la cadencia de la música y me gusta porque voy más relajado, voy más con la música. Siento que es más cómodo, más práctico y sobre todo que me permite la fluidez de movimientos, algo que el estilo Los Ángeles no me permitía. De hecho, me remonta mucho al estilo cubano, que es el que comencé a bailar, habiendo pasado por Los Ángeles y Puerto Rico, he vuelto al cubano para bailar Nueva York, o mambo, salsa on 2 o como lo quieran llamar. Pero, sobre todo, es la musicalidad, la cadencia y para la chica la comodidad, la forma de pisar en este estilo es lo que permite que la chica baile predispuesta a hacer lo que le marques. En otros estilo se bloquea mucho la cadera o la postura. En el mambo o en el estilo NY no preparas, vas improvisando sobre la marcha, tempo tras tempo, no bailas con tres tiempos o con seis, bailas, desde mi punto de vista, con dieciséis medios tiempos. Es como si tienes seis colores o dieciséis colores, ¿con qué pintas mejor? De eso se trata o, al menos, en eso lo baso yo y es lo que intento enseñar: la variedad de colores a la hora de bailar es infinita. En cambio, otros estilos que he vivido y por los que he pasado, los he visto mucho más limitados.
KDM: Te queremos conocer más a fondo, así que, ¿Por qué no nos cuentas cómo es tu día a día como bailarín?
Bueno, ahora está un poco más parado respecto al baile porque estoy en el proceso de instalarme en la ciudad, encontrar el piso, colocarlo todo… En fin, mudarme. Pero un día normal, con mi pareja de baile y mi compañía funcionando, consiste en levantarme, hacer deporte por la mañana, aunque soy muy nocturno y es raro que me acueste antes de las seis o siete haga lo que haga, no importa que me tenga que levantar temprano, así que no duermo mucho. Yo mismo me hago mi vestuario y diseño la publicidad de mis clases, soy un autodidacta en todos los aspectos. Lo que no se hacer, lo aprendo a hacer porque como no tenía dinero en su tiempo para pagarlo, pues tuve que aprender. Me gusta meterme con todo e intentar hacerlo todo, y si no puedo pues ya busco ayuda, pero en principio lo intento hacer yo. Ahora, vamos a empezar la jornada de clases aquí, así que estamos preparándolo todo, además de las fiestas y los eventos. Absolutamente toda mi vida está relacionada con el baile en todos los aspectos: ropa, baile, vestuarios, publicidad, ¡Todo!
KDM: Ahora que ya sabemos qué actividades haces relacionadas con el baile durante el día, nos preguntamos si tienes tiempo para algunas otras aficiones. ¿En qué ocupas tu tiempo libre?
CF: Me gusta el deporte, jugar al baloncesto me encanta, a pesar de mi altura. También me gusta montar en bicicleta, las manualidades, hacer cosas en casa y el trabajo físico me encanta. Además, si algo me gusta mucho me implico aún más. Pero sí es cierto que todo lo que es manual, ya sea fabricar o crear me llama mucho la atención. He tenido que aprender a hacer de todo y me gusta, no soy una persona que le de pereza, ¡Gracias a Dios!. El cine es otro de mis hobbies, soy cinéfilo. Y trasnochar me vuelve loco, soy un animal de la noche.
KDM: Llevas muchos años en este mundo y seguro que tienes muchas cosas que contar curiosas y como nosotros somos muy curiosos, queremos que destaques algún momento de tu carrera que se te quedara grabado en la memoria.
CF: Para mí, un momento destacado durante mis primeros años de baile, cuando me quedé tercero de España, fui a un congreso en Argentina con mi pareja de baile en ese momento. Fue muy fuerte para mí vivir ese evento porque en Sudamérica se vive el baile de otra forma, hay otra pasión, otro nivel, es 2.0, brutal. Entonces, cuando bailamos allí, durante el show del viernes, lo primero es que el calor del público fue bestial, pero ese momento de terminar, cuando la gente se levantó, pidiendo “otra”, eso no lo había vivido yo nunca. Ese momento se me quedó muy muy marcado. Después de nosotros, bailaron Tito y Tamara y por último Tropical Gem, que en ese entonces eran la élite, y casi se cae el edificio cuando terminaron. Fue brutal, nunca he sentido esa emoción en la gente, viendo a un bailarín actuar. Ese momento se me quedó grabado, siempre lo revivo, buscándolo como una meta, quiero llegar a poder producir eso en la gente algún día. Eso con respecto a la emoción de bailar, después hay anécdotas de tropiezos caídas, inconvenientes, anécdotas negativas, desagradables, otras positivas. En general, es muy difícil que compense esto de bailar, pero al final al que le gusta, siempre sigue aferrado a eso, a ese estilo, no se vende, no se regala, no se deja llevar. El que se deja llevar, y lo digo por experiencia porque para necesidad la que he pasado yo y no lo he hecho; es el que se vende, vende su producto y vende su alma. Con este tema hay mucho debate también con la salsa o la bachata, pero yo sigo defendiendo que si a ti te gusta algo, no lo sacrificas porque es lo que te da la vida. Yo, en mi caso, no lo hago y no lo pienso hacer.
KDM: Igual que hablamos de lo bueno, también queremos preguntarte acerca de ese “lado oscuro” que no todo el mundo ve, ya que de puertas para fuera el mundo del espectáculo se ve muy bonito. ¿Ha habido también momentos duros?
CF: Bastantes, a términos generales, la realidad que me ha pasado a mí y a muchos otros, es ser carne de cañón de la mafia que se ha establecido en el baile desde hace unos diez años. Yo fui uno de los primeros que cayó en las redes de un mafioso del baile, que me dijo “yo te doy», «yo te llevo», «yo te traigo»; y cuando lo dejé todo atrás, cogí la maleta y me fui donde tenía una mínima estabilidad, me encontré con que no había nada, nada más que humo. ¿Qué pasa entonces? Esa persona en ese momento quizás no estaba preparado para sostener esas promesas, pero a mí no me cumplió, lo cuál me dañó bastante y así ha habido unos cuantos. Y esto le pasa a mucha gente porque es muy fácil jugar con las ilusiones de una persona que quiere empezar en este mundo, le vendes el oro y el moro, se lo creen, pensando que han encontrado la «pepita de oro» y se llevan un “palazo”. Entonces, algo negativo pienso que es la forma en la que juegan con las ilusiones de la gente que quiere simplemente bailar y ganarse la vida con esto; a pesar de que hay muchos usureros y faranduleros en este ambiente. Pero hay otros que se lo están currando a base de bien, a base de trabajar, aunque no trabajan donde deberían porque no le hacen la pelota a cierto organizador o a cierta persona y están metidos en su casa por no trabajar gratis, por el hecho de no bailarle el agua a nadie. Lo único que piden es que se le valore por su trabajo y su trabajo es bueno porque se pasan horas ensayando. Pienso que más que anécdota, esto es la realidad y como me ha pasado tantas veces, lo tengo grabado. Esta última vez, parece que por fin he encontrado la “guaka” como decimos en Colombia, el tesoro. Después de tantas veces, al fin parece que he dado con la que era, en esta ocasión me he encontrado con todo lo que me prometían, ¡Gracias a Dios!. Quizás todo lo demás tenía que pasar para poder llegar a esto.
KDM: Sabemos que te gusta analizar cómo cambian las cosas en el mundo del baile, el cuál conoces a fondo. ¿Qué opinión tienes acerca de la situación actual de la salsa?
CF: Bueno, aquí tendría que dar un meeting eh (risas). A ver, en general pienso que después de haber tenido una caída muy profunda, la salsa por fin parece que empieza a remontar un poquito. Existimos algunos pocos que hemos seguido aferrados a ella y no la hemos dejado ir. Hablo por mí, y lo digo con la boca llena, porque no la he sacrificado, no la he querido soltar y no la he soltado, voy a seguir, ya me inventen otro ritmo nuevo que se llame “chimpúm”, “payá” o “pacá”, me da igual, porque principalmente es lo que a mí me da la vida. Lo siento, no quiero ofender a nadie, ni meterme con nadie, pero a mí la bachata no me da la vida, la kizomba no me da la vida, el house, el trans, el reggaeton, la salsa caleña o la de choque… No, aunque soy colombiano. Lo que me da la vida es la salsa y en concreto mis gustos: mambo, guaguancó, son montuno, charanga. Me encanta la salsa colombiana, por supuesto, pero no entro en estilos comerciales, no me llenan. Después de mucho tiempo, parece que comenzamos a ver cómo sube un poquito y vemos gente más interesada. Hay fábricas de bailarines que la están intentando poner de moda ahora porque ven el filón, ven que puede dar dinero y entonces se vuelven a subir al carro, cuando en su día lo dejaron de lado. Pero bueno, a mí lo que me importa es que parece que vuelve a repuntar. La bachata no se va a ir, va a seguir como baile social y baile artístico, ya se ha coronado como baile de espectáculo; pienso que va a llegar un punto en el que no evolucione más porque ya se convertiría en otros bailes. La salsa aún tiene mucho por explotar, no vamos a terminar de explotarla porque es otro nivel. No la considero ni mejor ni peor, simplemente es distinta, tiene otros matices, otra carta de colores. En resumen, en la situación actual hay mucho faranduleo, «artisteo», muchas personas con ínfulas de grandeza, creyéndose lo que no son; pero creo que también hay otras personas que empiezan a despuntar y que quieren apostar por ello.
Nosotros estamos ahora montando un proyecto en el que cual esperamos que la gente se acuerde de los buenos tiempos de la salsa y que le enseñe a los nuevos bailadores, a los bailarines de pista, que eso era bonito y que era otro nivel. Muchos nos quejamos diciendo “hay que ver, esto ya no es lo que era”, pero pocos hacen cosas para que vuelva a serlo. Se limitan a sentarse en el sofá de su casa a llorar, quejarse y criticar por Facebook, pero no se levantan y dicen “bueno, pues vamos a hacer algo, vamos a remontar y crear algo para darle espacio al bailador”. Muchos ponen la excusa de que se pierde dinero, pero yo pienso que habrá que invertir y sacrificarse. En mi caso, yo no tengo dinero, pero tengo horas de trabajo y tiempo que puedo invertir; si sale bien genial, pero sino, pues ya lo intentaremos por otro lado. Por lo tanto, yo creo que ahora hay más gente interesada en ello y ahí vamos a seguir. Va a seguir habiendo mafia, va a seguir habiendo el tráfico de bailarines, influencias, enchufes, si eres mi amigo bailas, si no me haces la pelota no bailas; pero aún queda esperanza y existimos gente que seguimos aferrados a ello.
KDM: Eres una persona muy inquieta y seguro que tienes varios planes en mente, entre los que se encuentra montar un nuevo grupo de baile, ¿qué es lo que estás buscando para formarlo?
CF: Acabamos de abrir convocatoria para encontrar pareja de baile en primer lugar. No soy de hacer casting, ni pruebas, ni cosas de estas porque nunca me he dado ese tipo de etiquetas. No me gusta llamarme bailarín, no me llamarme artista, yo soy bailador y hago lo que hago de corazón y ya está. Así que en esa misma línea, para buscar pareja no hago un casting o una convocatoria; sino que busco, voy mirando gente, hablo con la persona, veo sus intereses, si coincidimos, vamos un pasito más adelante y hacemos pruebas; si no sale, se acabó y no pasa nada. Ahora mismo, ya hay alguna interesada por ahí, haremos primero una prueba de vídeo para ver cómo baila, cómo se desarrolla, su mentalidad… En fin, ahora busco eso. Y de la mano va el grupo, montar por fin la Flowmanía, un grupito que conste en dos o tres parejas y ahí ya no hace falta que tenga características físicas concretas como mi pareja, que tiene que ser más bajita que yo, por la comodidad del baile básicamente, por la estética. En el grupo no hay ese derrotero, está un poco más abierto. Lo que planteo es, tanto con mi pareja de baile como con el grupo, poder exportarlos, crear un producto y venderlo a nivel nacional e internacional, no solamente por el beneficio económico, sino también por la realización personal. Yo me fijé una meta hace trece años ya y no desisto de ella, quiero estar bailando, quiero que la gente conozca mi forma de entender el baile a la hora de dar clases. Me gusta enseñar bien, a mi forma, no me gusta enseñar figuritas y pasitos porque eso lo hace todo el mundo, sino enseñar y transmitir conceptos y conocimientos que yo he adquirido en todos mis años de trabajo. Así que, todo se basa en eso, en formar la Flowmanía y llevarla donde nos llamen y nos quieran tener para transmitir en todos los aspectos, tanto en concepto, como amor por el baile y amor por la salsa.
KDM: Para finalizar todo este recorrido por tu vida y experiencia profesional en el mundo de la salsa, te vamos pedir que nos hagas una reflexión y nos digas con qué te quedas de tu carrera como bailarín.
CF: Suena a tópico, pero me quedo con el cariño sincero que encuentras de vez en cuando en este mundillo. Todo el mundo o la mayoría te dice “Ay, qué bien”, pero hay personas y personas. Yo me muevo mucho por energías y es cierto que, aunque sean pocas, cuando encuentro a una persona que te da una abrazo y te dice “gracias” es bestial. Te llena, te nutre, te alimenta y te dan ganas para seguir. Te da esa fuerza que necesitas porque esto es muy duro. Es muy duro ver la falsedad de la gente, cómo te traicionan, cómo te dicen una cosa a la cara y por detrás te apuñalan, pero encontrar una gotita en medio del desierto de agua, esa persona. Con eso me quedo.
No podíamos cerrar esta entrevista sin decirte, !muchísimas gracias! Por mostrarnos un poquito de tu vida y tu manera de entender el baile. Desde Key Dance Magazine, te deseamos lo mejor en esta nueva etapa y que todos tus proyectos salgan como has planeado.